El patio de armas del Torreón de los Guzmanes ha acogido el anuncio del fallo de un certamen que, en palabras del diputado responsable del Área de Cultura, Eduardo Duque, “mantiene la calidad y la cantidad de poemas presentados” -un total de 172, algunos más que en la edición anterior y de nuevo de procedencias españolas e hispanoamericana- “que hablan muy bien del prestigio de este Premio que casi alcanza las tres décadas de trayectoria”.

La alcaldesa de Madrigal, Ana Isabel Zurdo, ha agradecido a la Institución Gran Duque de Alba y a la Diputación Provincial su implicación con los premios y ha anunciado a los dos ganadores y las cuatro menciones de honor.

Acerca de la composición ganadora, ‘Despojos’, la alcaldesa ha hecho suyas las palabras del jurado destacando “la brevedad, la emoción contenida, el lenguaje conciso y claro, y el grado necesario de sentimiento y fuerza expresiva encauzando todo el texto a un final que se cierra en rotunda emoción, en melancolía y en una sucesión de elementos amorosos”.

Además de los dos premios principales, se han concedido cuatro menciones especiales a los madrigales ‘Mechas y rastas’, de José Luis de Castro Díez; ‘Madrigal del amor incesante’, de Álvaro Adrián Perdigón Delgado; ‘Organigrama de luego’, de Esteban Torres Sagra; y ‘Porque te quiero así, porque te quiero’, de Ramón Moya Bascuñana.

El jurado del Premio ha estado formado, además de por la alcaldesa, por Luis Garcinuño González, José María Muñoz Quirós, Fernando Romera Galán y Carmen Vanesa Álvarez Rosa.

Finalmente, el diputado de Cultura y la alcaldesa han invitado “en nombre de la Diputación y del Ayuntamiento” a participar en la ceremonia de entrega que tendrá lugar el 25 de agosto a las 21.00 horas en el convento de extramuros de Madrigal de las Altas Torres.

DESPOJOS

A veces, los cerrojos

de un tiempo que pasó pronto ceden

sumisos a la llave

de una nostalgia suave

y en su benevolencia, me conceden

soñar de nuevo un sueño que, quién sabe,

traerá la deseada

memoria de una época imprecisa

ayer inolvidable y ya olvidada:

tu pelo enloquecido por la brisa,

tu sonrisa, tu risa

y el misterioso azul de tu mirada

que apenas alcanzado se diluye,

pues la nostalgia tiene su celada,

cerrándose de nuevo los cerrojos

del tiempo atroz, que huye

dejando los despojos

de un sueño azul que duerme entre tus ojos.

Fulgencio Antonio López Agüera

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